Sin unión no hay bendición

    Dios le dijo a Isaías: “Como si alguno hallara mosto en un racimo y dijera: “No lo desperdicies, porque bendición hay en él”…” (Isaías 65:8). No se puede hacer vino con una sola uva; necesitas un racimo entero. No se puede ganar un partido con un solo jugador; hace falta todo un equipo. Toma nota de algunas cosas que tratan sobre cómo trabajar en equipo:

    (1) Los miembros de un equipo deben cuidarse unos a otros.

    Las personas indiferentes en un equipo nos recuerdan a dos náufragos sentados juntos en una punta de la barca sin hacer nada. Mientras que al otro lado los demás están achicando agua frenéticamente, el uno le dice al otro: “¡Gracias a Dios que el agujero no está en nuestro lado!”.


    (2) Los miembros del equipo deben comunicarse.


    Durante el huracán Katrina, cientos de personas murieron mientras los que podían ayudarles no hacían nada. ¿Por qué? Porque la comunicación falló… (3) Tus “derechos” deben estar en segundo lugar.


    El éxito del equipo siempre debe estar por encima de tus intereses personales, y de quien representas.


    Tu actitud de “lo haré a mi modo porque sé que así funciona” o “Nosotros lo hacemos así” priva a los demás de la oportunidad de participar, aprender y crecer, dejando el trabajo a medias y de mala manera.

    Un día, un campesino vio que un camión del departamento de autopistas se detuvo en el arcén de la calzada. Un hombre se bajó del camión, excavó un hoyo en la tierra y volvió a subirse. Después bajó el otro ocupante, tapó el agujero y volvió a la cabina. Cada cincuenta metros, el insólito proceso se repetía. “¿Qué están haciendo?”, preguntó el campesino.

    El conductor le contestó: “Estamos trabajando en un plan de embellecimiento de la autopista, pero hoy, el que planta los árboles está enfermo”. ¿Cuál es la moraleja? ¡El Señor bendice a los que trabajan unidos [para Él y para sus propósitos]!
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